ELEMENTOS PARA UN PAISAJE
Un paisaje es –entre otras definiciones– un "espacio natural admirable por su aspecto artístico", según la Real Academia Española. Sin embargo, cuantas más veces lee la artista esta definición, más dudas le genera. No considera que un paisaje haya de ser necesariamente admirable. Puede haber paisajes terroríficos, desoladores, oníricos o inquietantes. Puede haber paisajes que nos hagan temblar de emoción, pero también otros que nos provoquen pesadillas o, lo que es peor, la más absoluta indiferencia. El término natural, además, también le genera cierto conflicto. Cuando, por ejemplo, observa una fotografía de Lori Nix, piensa que podría ser paisaje del mismo modo en que lo son las vistas que contemplamos desde cualquier casa rural.
Jacarilla supone que, en el fondo, se identifica más con ese paisaje expandido, cambiante, metafórico y difícil de acotar del que hablaba John Berger. Ese paisaje que solo se crea cuando miramos las cosas de un modo concreto. En la pintura, en la literatura, en el cine, en la vida cotidiana. Ese paisaje que nos confronta con la naturaleza –signifique la palabra "naturaleza" lo que signifique– para evidenciar, una vez más, nuestra relativa insignificancia. Ese paisaje que observamos sin ser capaces –afortunadamente– de comprenderlo en su totalidad. Ese paisaje que creamos sin ser conscientes de ello. Ese paisaje conformado no solo por aquello que está, sino también por aquello que está ausente. Ese paisaje sobre el que escribimos todo el tiempo, incluso sin saberlo. Ese paisaje de infinitas apariencias que describimos constantemente en cientos de miles de obras de ficción.
Aunque, por otro lado, la artista se pregunta: ¿qué pasaría si las personas también fuésemos paisaje? No sólo formando parte del paisaje como un elemento más, sino siéndolo, transformándonos en él, deviniendo paisaje. Cuerpos humanos como montañas, como ríos, como valles y llanuras. Cuerpos humanos que cambian, crecen y evolucionan, que se transforman como los protagonistas de sexo cambiante de La mano izquierda de la oscuridad, de Úrsula K. Le Guin. Cuerpos humanos que, como esos océanos, montañas y valles, se construyen, deconstruyen y reconstruyen sin cesar, formando parte fundamental de nuestro imaginario artístico desde tiempos inmemoriales.
Elementos para un paisaje propone un recorrido subjetivo por algunos elementos susceptibles de formar parte de un posible paisaje. Imágenes y textos que se retroalimentan al combinarse de distintas maneras, conformando así un atlas tan inacabado como abierto a múltiples lecturas.
20 MAR — 12 JUN
c/Lluís el Piadós, 3
08003, Barcelona
Martes a viernes. 11:00–19:00 h
Sábados. 11:00–14:00 h
c/Lluís el Piadós, 3
08003, Barcelona
Martes a viernes. 11:00–19:00 h
Sábados. 11:00–14:00 h